Tenemos la gran fortuna, la gran suerte de poder comprobar, de sentir y experimentar la verdadera felicidad que la vida nos regala. A veces aparece repentinamente cuando abrimos la jaula de los placeres pasajeros y dejamos que las alas de nuestros seres queridos se extiendan, salgan, y vuelen alto, muy alto, y siempre en libertad. Esa felicidad y esa dicha, la felicidad del olvido del yo, no son comparables con la de sobra conocida adrenalina que se crea al oir el hermoso canto de un pájaro, aún cuando este canto es solo para nuestros oídos, ya que el amor verdadero, el que nos trae la paz, no es posible sin libertad, por lo tanto...
“Amor = Libertad = Felicidad de todos = Paz”
...súmalo todo y el resultado…ERES TÚ.
El camino está lleno de rosas, pero también de piedras… y de muchas personas dispuestas a ayudarte, en esos momentos que los necesitas, en todo caso, sé consciente de que, cuando sientas una enorme necesidad y un deseo incontrolable de llorar aparentemente sin razón es porque, en su momento, no derramaste las lágrimas correspondientes.
Atentos, mis amigos con vuestras emociones y deseos, más allá de ellos hay personas, que sin darnos cuenta encerramos en la jaula de oro de nuestros propios placeres. Estas personas no tienen la culpa de ser para nosotros el premio y el caramelo que solemos tomarnos en compensación por una vida dolorosa. Seamos lo que somos con valentía, sin miedo.
Y si un día aquel hermoso pájaro que flota entre las nubes pasa cerca de ti y te regala su canto…disfrútalo! Por el simple hecho de hacerlo. Sin buscar en ese acto, en ese encuentro mágico, la solución a los problemas y al dolor.
No es fácil… nada lo es, pero tenemos la oportunidad de comprobarlo igualmente...